UNINI México colabora con la Obra Cultural de FUNIBER y UNEATLANTICO para inaugurar una exposición de Dalí

UNINI México colabora con la Obra Cultural de FUNIBER y UNEATLANTICO para inaugurar una exposición de Dalí

La Universidad Internacional Iberoamericana de México (UNINI México) colabora con la Obra Cultural de FUNIBER y UNEATLANTICO, el Instituto Campechano, la Universidad Autónoma de Campeche (UACAM), la Secretaría de Turismo del estado de Campeche y la Dirección de Cultura del estado de Campeche para inaugurar la exposición titulada «La divina comedia» de Salvador Dalí, en el antiguo Templo de San José, en Campeche.

La exposición permanecerá abierta hasta el 6 de octubre y podrá visitarse de martes a domingo de 10:00 a 20:00 horas.

En el acto de apertura han estado presentes Luis Dzul, rector de la Universidad Internacional Iberoamericana (UNINI México); Ilsa Beatriz Cervera Echeverría, rectora del Instituto Campechano; Mauricio Arceo Piña, secretario de turismo del estado de Campeche; José Alberto Abud Flores, rector de la Universidad Autónoma de Campeche; Esteban Hinojosa Rebolledo, director general del Instituto de Cultura y Artes; y Raúl Aaron Pozos Lanz, secretario de educación del Estado de Campeche.

«El arte es sin duda, un gran embajador de la propia cultura y con un gran poder comunicador, que conecta y une, superando diferencias y diversidad, haciéndonos a todos partícipes de una experiencia común y gratificante que predispone a la comprensión, el diálogo y la colaboración», ha recalcado Dzul.

«La divina comedia» de Dalí se encuentra dividida en tres series de treinta y tres obras, que retratan los tres cantos del inmortal poema de Dante y en ellas están contenidos: el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso. Las ilustraciones de «La divina comedia» fueron un encargo del gobierno italiano a Dalí con motivo del 700 aniversario del nacimiento de Dante Alighieri en 1965. Al recibir esta importante tarea, Dalí declaró que «era uno de los proyectos más importantes de su carrera», pues su trabajo le tomó cinco años en las acuarelas, supervisando una a una las planchas de xilografía.